lunes, 18 de agosto de 2008

CONTEXTO HISTÓRICO DEL SURGIMIENTO DE LAS CIENCIAS SOCIALES


1.- LA CONSTRUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO EN LAS CIENCIAS SOCIALES.
1.1 Contexto histórico en que surgen las ciencias sociales.

1.1.1. ANTECEDENTES

INFLUENCIAS IDEOLÓGICAS DE LA ILUSTRACIÓN


Se denomina Ilustración o Siglo de las luces a la corriente intelectual de pensamiento que dominó Europa y en especial Francia e Inglaterra (donde tuvo su expresión más enérgica) durante casi todo el siglo XVIII y que abarca desde el Racionalismo y el Empirismo del siglo XVII hasta la Revolución Industrial del siglo XVIII, la Revolución Francesa y el Liberalismo. La expresión estética de este movimiento intelectual se denominará Neoclasicismo. Es un movimiento cultural que tuvo una gran influencia en los aspectos económico, político y social.
El término Ilustración se refiere específicamente a un movimiento intelectual histórico. Existen precedentes de la Ilustración en Inglaterra y Escocia a fines del siglo XVII, pero el movimiento se considera originalmente francés. Asimismo, la Ilustración tuvo también una expresión estética, denominada Neoclasicismo. Desde Francia, donde madura, se extendió por toda Europa y América y renovó especialmente las ciencias, la filosofía, la política y la sociedad; sus aportes han sido más discutidos en el terreno de las Artes y la Literatura. Esta corriente abogaba por la razón como la forma de establecer un sistema autoritario ético, estético y de conocimientos. Apareció en Europa durante el siglo XVIII en contraposición al Absolutismo y al Antiguo Régimen.
Entre 1751 y 1765 se publica en Francia la primera Enciclopedia, de Denis Diderot y Jean Le Rond D’Alembert, que pretendía recoger el pensamiento ilustrado. Querían educar a la sociedad, porque una sociedad culta que piensa por sí misma era la mejor manera de asegurar el fin del Antiguo Régimen (el absolutismo y las dictaduras se basan en la ignorancia del pueblo para dominarlo). En su redacción colaboraron otros pensadores ilustrados como Montesquieu, Rousseau y Voltaire.
Los líderes intelectuales de este movimiento se consideraban a sí mismos como la élite de la sociedad, cuyo principal propósito era liderar al mundo hacia el progreso, sacándolo del largo periodo de tradiciones, superstición, irracionalidad y tiranía (periodo que ellos creían iniciado durante la llamada Edad Oscura). Este movimiento trajo consigo el marco intelectual en el que se producirían las revoluciones Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y Revolución Francesa, así como el auge del capitalismo y el nacimiento del socialismo. En la música estaba acompañado por el movimiento barroco y en las artes por el movimiento neoclásico.
Otro destacado movimiento filosófico del siglo XVIII, íntimamente relacionado con la Ilustración, se caracterizaba por centrar su interés en la fe y la piedad. Sus partidarios trataban de usar el racionalismo como vía para demostrar la existencia de un ser supremo. En este periodo, la fe y la piedad eran parte integral en la exploración de la filosofía natural y la ética, además de las teorías políticas del momento. Sin embargo, prominentes filósofos ilustrados como Voltaire y Jean-Jacques Rousseau cuestionaron y criticaron la misma existencia de instituciones como la Iglesia y el Estado.
El siglo XVIII vio también el continuo auge de las ideas empíricas en la filosofía, ideas que eran aplicadas a la política económica, al gobierno y a ciencias como la física, la química y la biología.
En la historia nada es casual, un hecho es la consecuencia inevitable de otros que lo precedieron. La Revolución Francesa, si bien tuvo otras causas, no hubiera sido posible sin la presencia del iluminismo que poniendo luz sobre el oscurantismo de la Edad Media, época en que se impedía pensar libremente, se alejó de las dogmas religiosas para explicar el mundo y sus acontecimientos, para hacerlos a la luz de la razón. El iluminismo tampoco hubiera existido de no haberlo precedido un debilitamiento del poder de la Iglesia a causa de la reforma protestante, que dividió al mundo cristiano; y del humanismo, movimiento filosófico que centró en el hombre el objeto de las preocupaciones terrenales, quitando a la religión ese privilegio, desechando el teocentrismo.
Inicio del movimiento filosófico
Los límites de la Ilustración alcanzan la mayor parte del siglo XVII, aunque otros prefieren llamar a esta época la Era de la Razón. Ambos períodos se encuentran en cualquier caso unidos y emparentados, e incluso es igualmente aceptable hablar de ambos períodos como de uno solo. A lo largo del siglo XVI y siglo XVII, Europa se encontraba envuelta en guerras de religión. Cuando la situación política se estabilizó tras la Paz de Westfalia (acuerdo entre católicos y protestantes, 1645) y el final de la guerra civil en Inglaterra, existía un ambiente de agitación que tendía a centrar las nociones de fe y misticismo en las revelaciones “divinas”, captadas de forma individual como la fuente principal de conocimiento y sabiduría (Iluminismo). En lugar de esto, la Era de la Razón trató entonces de establecer una filosofía basada en axioma, y el absolutismo como bases para el conocimiento y la estabilidad.
Este objetivo de la Era de la Razón, que estaba construido sobre axiomas, alcanzó su madurez con la ética de Baruch Spinoza, que exponía una visión Panteísta del universo donde Dios y la Naturaleza eran uno. Esta idea se convirtió en el fundamento para la Ilustración, desde Isaac Newton hasta Thomas Jefferson.
La Ilustración estaba influida en muchos sentidos por las ideas de Blaise Pascal, Gottfried Leibniz, Galileo Galilei y otros filósofos del período anterior. El pensamiento europeo atravesaba por una ola de cambios, ejemplificados por la filosofía natural de Sir Isaac Newton, un genio de la Ilustración, matemático y físico brillante. Las ideas de Newton, que combinaba su habilidad de fusionar las pruebas axiomáticas con las observaciones físicas en sistemas coherentes de predicciones verificables, proporcionaron el sentido de la mayor parte de lo que sobrevendría en el siglo posterior tras la publicación de sus Philosophiae Naturalis Principia Mathematica.
Pero Newton no estaba solo en su revolución sistemática pensadora, sino que era simplemente el más famoso y visible de sus ejemplos. Las ideas de leyes uniformes para los fenómenos naturales se reflejaron en una mayor sistematización en una variedad de estudios. Si el período anterior fue la era del razonamiento sobre los principios básicos, la Ilustración se dedicó a buscar en la mente de Dios mediante el estudio de la creación y por la deducción de las verdades básicas del mundo. Esta visión de algún modo puede haber llegado hasta nuestros días, en los que la creencia de los individuos en las verdades es más provisional, pero en aquel momento, la verdad era una noción poderosa, que contenía las nociones básicas sobre la fuente de la legitimidad de las cosas.
Ilustración
En la segunda mitad del siglo XVIII, pese a que más del 70% de los europeos eran analfabetos, la intelectualidad y los grupos sociales más relevantes descubrieron el papel que podría desempeñar la razón, íntimamente unida a las leyes sencillas y naturales, en la transformación y mejora de todos los aspectos de la vida humana. Para entender correctamente el fenómeno de la Ilustración hay que recurrir a sus fuentes de inspiración fundamentales: la filosofía de Descartes -basada en la duda metódica para admitir sólo las verdades claras y evidentes- y la revolución científica de Newton, apoyada en unas sencillas leyes generales de tipo físico. Los ilustrados pensaban que estas leyes podían ser descubiertas por el método cartesiano y aplicadas universalmente al gobierno y a las sociedades humanas. Por ello, la élite de esta época sentía enormes deseos de aprender y de enseñar lo aprendido, siendo fundamental la labor desarrollada por Diderot y D’Alembert cuando publicaron la Encyclopédie raisonée des Sciences et des Arts entre 1751 y 1765, completada en 1764 con el Dictionnaire philosophique, de Voltaire.
Características
-Antropocentrismo: Hay un nuevo Renacimiento en que todo gira en torno al ser humano; alrededor de su razón material y sensible al mundo que en torno a su espíritu sensible hacia Dios, de forma aún más pronunciada, particularmente, que en el siglo XVI; si bien, el papel que entonces jugó Italia lo desempeña esta vez Francia.
-La fe se traslada de Dios al hombre: hay confianza en lo que éste puede hacer, y se piensa en que el progreso (surge en este siglo la palabra) del hombre es continuo e indefinido (Condorcet) y los modernos son mejores que los antiguos y los pueden perfeccionar.
-Se formula la filosofía del optimismo (Leibniz) frente al pesimismo característico de la Edad Media y el Barroco.
-La sociedad se seculariza y la noción de Dios y la religión, empieza a perder, ya definitivamente, la importancia que en todos los órdenes había tenido hasta ahora; se desarrolla una cultura exclusivamente laica e incluso anticristiana y anticlerical. Empiezan a formularse las expresiones más tibias de espiritualidad: nihilismo libertino (Casanova, Pierre Choderlos de Laclos), Masonería, deísmo (Voltaire), agnosticismo; incluso se formulan ya claramente las propuestas del ateísmo (Pierre Bayle, Baruch Spinoza, Paul Henri Dietrich) y el satanismo, expuesto por algunos personajes de novelas escandalosas de la época (Marqués de Sade, etc). La atención a los aspectos más oscuros del hombre constituye lo que ha venido a llamar “la cara oscura del siglo de las luces”.
-Racionalismo: Todo se reduce a la razón y la experiencia sensible, y lo que ella no admite no puede ser creído. Durante la Revolución Francesa, incluso, se rindió culto a la «diosa Razón», que se asocia con la luz y el progreso del espíritu humano (Condorcet). Las pasiones y sentimientos son un mal en sí mismos. Todo lo desprovisto de armonía, todo lo desequilibrado y asimétrico, todo lo desproporcionado y exagerado se considera monstruoso en estética.
-Hipercriticismo: Los ilustrados no asumen sin crítica la tradición del pasado y por ello desdeñan toda superstición y superchería considerándolos signos de oscurantismo: es preciso depurar el pasado de todo lo que es oscuro y poco racional. La historia se empieza a documentar con rigor; las ciencias se vuelven empíricas y experimentales; la sociedad misma y sus formas de gobierno empiezan a ser sometidas a la crítica social, lo que culmina en las revoluciones al fin del periodo.
Según Montesquieu: Sólo lo útil merece hacerse; se desarrolla la filosofía del Utilitarismo preconizada por Jeremías Bentham, que halla un principio ético general en la felicidad preconizada por Epicuro, bajo la fórmula de “la mayor felicidad para el mayor número de gente”. Las literaturas y las artes en general han de tener un fin útil, que puede ser didáctico (enseñanza), moral (depurar de las insanas pasiones) o social (sátira de las malas costumbres, para corregirlas). De ahí que entren en crisis géneros como la novela o que se cultiven las novelas de aprendizaje y que se pongan de moda las fábulas, las enciclopedias, los ensayos, las sátiras, los informes. El teatro pretende corregir las costumbres con la comedia y limpiar de pasiones el alma con la tragedia.
Imitación: La originalidad se considera un defecto, y se estima que se pueden lograr obras maestras «con receta», imitando lo mejor de los autores grecorromanos, que se constituyen en modelos para la arquitectura, la escultura, la pintura y la literatura. El academicismo impera en el terreno artístico y sofoca toda creatividad. El buen gusto es el criterio principal y se excluye lo imperfecto, lo feo, lo decadente, lo supersticioso y oscuro, la violencia, la noche, las pasiones desatadas y la muerte. El teatro debe someterse a las reglas de las tres unidades estatuidas por Aristóteles: unidad de acción, lugar y tiempo; es más, los franceses añaden la unidad de estilo.
Idealismo: El buen gusto exige rechazar lo vulgar: no se cuenta con los criterios estéticos del pueblo y la realidad que ofrece la literatura es mejor de lo que la realidad es, es estilizada, neoclásica. El lenguaje no admite groserías ni insultos, no se presentan crímenes, y todo es amable y elevado. Se excluye lo temporal y lo histórico, el cambio, de la cosmovisión ilustrada.
Universalismo: Los ilustrados asumen una tradición cultural cosmopolita y todo tipo de tradiciones en la horma grecorromana que les sirve de fuente principal. Sienten interés por lo exótico, pero no lo asumen. Todo lo francés se pone de moda y poseer la lengua francesa se transforma en un signo de distinción: el arte y la cultura francesa influye en Alemania, España y Rusia.


INFLUENCIAS POLÍTICAS DE LA REVOLUCION FRANCESA
La Revolución francesa fue un proceso social y político que se desarrolló en Francia entre 1789 y 1799 cuyas principales consecuencias fueron la abolición de la monarquía absoluta y la proclamación de la República, eliminando las bases económicas y sociales del Antiguo Régimen.
Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía durante 75 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida que le derrocó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo. Causas de la Revolución [editar]En términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución: a un régimen monárquico sucumbiendo a su propia rigidez en un mundo cambiante se unió el surgimiento de una clase burguesa que cobraba cada vez mayor relevancia económica y el descontento de las clases más bajas, junto con la expansión de las nuevas ideas liberales que surgieron en esta época y que se ubican bajo la firma de «La Ilustración».
De manera más detallada las causas puntuales de la Revolución incluyen el auge de la burguesía, con un poder económico cada vez más grande y fundamental en la economía de la época. El odio contra el absolutismo monárquico se alimentaba con el resentimiento contra el sistema feudal por parte de la emergente clase burguesa y de las clases populares.
Desde el punto de vista político, tuvo importancia la extensión de nuevas ideas en este periodo de Ilustración, tales como las expuestas por Voltaire, Rousseau o Montesquieu (como por ejemplo, los conceptos de libertad política, de fraternidad y de igualdad, o de rechazo a una sociedad dividida, o las nuevas teorías políticas sobre la separación de poderes del Estado). Todo ello fue rompiendo el prestigio de las instituciones del Antiguo Régimen y ayudaron a su derrumbe.
Desde el punto de vista económico, la inmanejable deuda del estado fue exacerbada por un sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos privilegiados, nobleza y clero, no tenían obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de la sociedad. Hubo un aumento de los gastos del Estado y el descenso de los beneficios para los terratenientes y los campesinos, y una escasez de alimentos en los meses precedentes a la Revolución. Con el tiempo se agudizaron las tensiones, tanto sociales como políticas, que se desataron cuando se produjo una gran crisis económica a consecuencia de dos hechos puntuales: la colaboración interesada de Francia con la causa de la independencia estadounidense (que ocasionó un gigantesco déficit fiscal) y la disminución de los precios agrícolas.
El conjunto muestra un resentimiento generalizado dirigido hacia los privilegios de los nobles y el dominio de la vida pública por parte de una ambiciosa clase profesional, en el contexto de la Independencia de los Estados Unidos, proceso revolucionario que abrió los horizontes de cambio político a los franceses.
Antecedentes
La revolución francesa fue producto de muchos factores internos y externos que tuvieron mucha importancia a la hora de la manifestación en general, es importante mencionar también que estos hechos fueron provocados por el desequilibrio de la nación económica, social y culturalmente ya que no todos estaban en condiciones de igualdad.
La actividad revolucionaria comenzó a gestarse cuando en el reinado de Luis XVI (1774–1792) se produjo una crisis en las finanzas reales, que en aquel entonces se equiparaban a las finanzas del Estado, debido al crecimiento de la deuda pública.
Si bien Francia era un país con una economía en expansión, tenía una estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis. De hecho, puede hablarse de una crisis del Antiguo Régimen en toda Europa Occidental, pero la forma en que esta crisis se dio en el Estado francés, siendo su causa principal la crisis del campo y los levantamientos campesinos, además de la existencia de una burguesía que había adquirido conciencia de su papel, explican que pudiera darse en Francia una revolución con consecuencias mucho mayores a las que tuvieron otros levantamientos de corte liberal de la época.
Existía una oposición generalizada contra reglas económicas y sociales que favorecían a grupos privilegiados. El Estado francés padecía una grave crisis financiera (gastaba mucho más de lo que ingresaba), en parte debido al apoyo económico enviado por el gobierno a las 13 colonias inglesas en la guerra de independencia.
Durante el reinado de Luis XV y Luis XVI, diferentes ministros, incluyendo Turgot y Necker, trataron sin éxito de reformar el sistema impositivo y convertirlo en un sistema más justo y uniforme. Tales iniciativas encontraron fuerte oposición en la nobleza, que se consideraba a sí misma garante en la lucha contra el despotismo. Tras la renuncia de estos ministros, se nombró en 1783 a Charles de Calonne a cargo de las Finanzas.
Calonne indicó, tras un estudio detallado de la situación financiera, que ésta no era sostenible y que se precisaba llevar a cabo reformas importantes. En particular, prescribía un código tributario uniforme en lo concerniente a la tenencia de tierras. Aseguraba que así se permitiría un saneamiento de las finanzas. Sin embargo, aunque Calonne convenció al rey de la necesidad de la reforma propuesta, la Asamblea de notables rehusó aceptar estas medidas, insistiendo en que únicamente podía aprobar dicha reforma un órgano representativo —preferentemente, los Estados Generales («états généraux»). El rey, viendo que Calonne se había convertido en un estorbo, lo despidió y reemplazó por Étienne de Loménie de Brienne, el arzobispo de Toulouse, quien había sido líder de la oposición en la Asamblea.
Brienne intentó llevar a cabo las reformas propuestas por Calonne, pero éstas encontraron nuevamente una fuerte oposición, sobre todo por parte del Parlamento de París. Brienne trató de proseguir con la reforma tributaria a pesar de los parlamentos, pero esto ocasionó una masiva resistencia de los grupos pudientes que desembocó en el retiro de los préstamos a corto plazo. Tales préstamos daban oxígeno y vida a la economía del estado francés en aquel momento, por lo que esto indujo, prácticamente, una situación de bancarrota nacional.
Derrotado, Brienne renunció en agosto de 1788 y Necker volvió a tomar las riendas de las finanzas francesas. Fue también por aquellos días que se convocó (para mayo de 1789) a los Estados Generales, por primera vez desde 1614.
La Declaración de Derechos
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.Una de las consecuencias con mayor alcance histórico de la revolución fue la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. En su doble vertiente, moral (derechos naturales inalienables) y política (condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos naturales e individuales), condiciona la aparición de un nuevo modelo de Estado, el de los ciudadanos, el Estado de Derecho, democrático y nacional. Aunque la primera vez que se proclamaron solemnemente los derechos del hombre fue en los Estados Unidos (Declaración de Derechos de Virginia en 1776 y Constitución de los Estados Unidos en 1787), la revolución de los derechos humanos es un fenómeno puramente europeo. Será la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano francesa de 1789 la que sirva de base e inspiración a todas las declaraciones tanto del siglo XIX como del XX. El distinto alcance de ambas declaraciones es debido tanto a cuestiones de forma como de fondo. La declaración francesa es indiferente a las circunstancias en que nace y añade a los derechos naturales, los derechos del ciudadano. Pero sobre todo, es un texto atemporal, único, separado del texto constitucional y, por tanto, con un carácter universal, a lo que hay que añadir la brevedad, claridad y sencillez del lenguaje. De ahí su trascendencia y éxito tanto en Francia como en Europa y el mundo occidental en su conjunto

sábado, 16 de agosto de 2008

BIENVENIDOS AL CURSO DE INTRODUCCIÓN A LAS CIENCIAS SOCIALES


REGLAS DEL CURSO
  • El alumno deberá llegar puntual a clase. Tendrá 5 min. de tolerancia para tener asistencia.

  • Sólo podrá tener un 20% de faltas por parcial. Si la inasistencia es por enfermedad deberá traer a la brevedad justificante médico donde especifique diagnóstico, tratamiento y días de incapacidad emitido por alguna institución del sector salud. No se admiten justificantes de médico particular, a menos que las autorice la Coordinación.

  • Si el alumno falta por cualquier motivo, deberá ponerse al corriente en apuntes y trabajos, ya que estos son requisito de examen y no se justifican por la falta.

  • Para tener derecho a examen el alumno deberá cubrir el 80% de asistencia por parcial.

  • Para tener derecho a examen se debe cumplir con el 100% en la entrega de trabajos.

  • No ingerir ningún tipo de alimento dentro del aula.

  • El salón debe estar siempre limpio y en orden, acomodadas las butacas en filas, sentados por número de lista. El alumno que no se encuentre en el lugar que le correponde al pase de lista, tiene inasistencia.

  • El alumno deberá portar correctamente el uniforme.

  • No se permiten celulares, cachuchas, maquillajes, mp3, discman ni ningún objeto que no sea requerido por el profesor.

OBJETIVO

La materia de Introducción a las Ciencias Sociales pertenece al campo de conocimiento histórico social, el cual permite al estudiante comprender desde una perspectiva sistemática y rigurosa, los fenómenos económicos políticos y sociales; cuya dimensión se entiende a partir de su ubicación en el contexto histórico y cultural, este campo aporta elementos teórico-metodológicos que guían al bachiller en el proceso de construcción del conocimiento y favorecen la interpretación de dichos fenómenos desde una visión integral y humanística.

Planteará problemas sociales contemporáneos, a partir de la aplicación de conceptos y enfoques teórico-metodológicos de las ciencias sociales, mostrando actitudes de respeto, compromiso, tolerancia y solidaridad.

PROPÓSITO Y METODO DE EVALUACIÓN

Planteará problemas sociales contemporáneos, a partir de la aplicación de conceptos y enfoques teórico-metodológicos de las ciencias sociales, mostrando actitudes de respeto, compromiso, tolerancia y solidaridad.

Las y los alumnos serán evaluados a partir de: 1) participación, actividades y tareas realizadas a lo largo de los periodos parciales y 2) del examen parcial. Para que los alumnos tengan derecho al examen parcial es necesario que cuenten con el 80% de asistencias.

Se invita a las y los alumnos a ejercer una participación activa a lo largo del curso, no sólo cumpliendo con los quehaceres escolares, sino también: 1) investigando los temas sugeridos por el profesor; 2) elaborando fichas conceptuales y 3) exponiendo en equipo.




TEMARIO
UNIDAD I

1.- LA CONSTRUCCIÒN DEL CONOCIMIENTO EN LAS CIENCIAS SOCIALES.

1.1 Contexto histórico en que surgen las ciencias sociales.

      1. Antecedentes.

-Influencias ideológicas de la Ilustración.

-Influencias políticas de la Revolución Francesa.

      1. Papel de Revolución Industrial del siglo XIX en el surgimiento de las ciencias sociales.


  • Tecnificación.

  • Características del capitalismo.

  • Cambios económicos, políticos y sociales.

  • Problemas sociales.


    1. La cientificidad de las Ciencias Sociales.

      1. Concepto de ciencia.

      2. Contrastación entre Ciencias Naturales y Ciencias Sociales.

  1. Objeto.

  2. Método.

    1. Las ciencias sociales: Sociología, Economía, Derecho,Política y Psicología social, Historia y Antropología.

      1. Objeto de estudio, principios teóricos, métodos.

1.4 Estructuras economicas

1.5 Estructuras politicas

UNIDAD II

2- INTERPRETACIÓN CIENTÍFICA DE LA REALIDAD SOCIAL

2.1 El Marxismo como perspectiva teórica para el análisis social

2.1.1 Carlos Marx y su aportación a las ciencias sociales.

2.2 El funcionalismo como perspectiva teórica para el análisis social.

2.2.1 Emilio Durkheim y su aportación a las ciencias sociales.

  1. Contexto histórico

  2. Concepción de la realidad social.

  3. Categorías de análisis.

  4. Hecho social

  5. Función y autorregulación

  6. La división del trabajo.

  7. Reglas del método sociológico.

2.3 La teoría comprensiva como perspectiva teórica para el análisis social.

2.3.1 Max Weber y su aportación a las ciencias sociales.

  1. Contexto histórico

  2. Concepción de la realidad social.

  3. Categorías de análisis.

  4. La acción social.

  5. Tipos ideales.

UNIDAD III

3-EL ENFOQUE INTERDISCIPLINARIO PARA EL ANÁLISIS DE LA REALIDAD SOCIAL CONTEMPORÁNEA.

3.1 Interdisciplinariedad en las ciencias sociales.

      1. Concepto de interdisciplina.

      2. La interdisciplina como paradigma en la explicación de problemas.

    1. Teoría crítica de Jurguen Habermas.

      1. Antecedentes.

  1. La escuela de Frankfurt y sus aportaciones a la interdisciplina.

      1. Habermas y su análisis del capitalismo avanzado.

  • Problemas de la interacción social.

  • Interés de conocimiento y ciencia.

  • Emancipación.

    1. El enfoque Interdisciplinario en el estudio de la Política Neoliberal.

      1. Antecedentes del neoliberalismo.

  • Características sobresalientes.

      1. Conceptualización.

      2. Costos sociales de la Política Neoliberal aplicada por el Estado.

  • Desempleo.

  • Pobreza.